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12 octubre, 2010

Tú me enseñas que..

11:30 de la mañana. Se despierta, se enmudece en la cama, se coloca sus calcetines que siempre usa en invierno, se levanta, se mira al espejo. ¿Soledad? No es exactamente lo que ve en aquel rostro. Se revuelve su largo pelo castaño. Se quita la camisa, se coloca su ropa interior. Se mira un rato, medio desnuda, con su pequeña cintura y sus largas piernas. Se mira, se da la vuelta, se vuelve a mirar... escoge su mejor camiseta, vaqueros ajustados, tacones de infarto, chupa de cuero, dos o tres pulseras, gafas de sol, y pañuelo. Sale a la calle. Sonríe. "Triunfa, liga con todos los tíos que se crucen por tu camino, disfruta de la vida" Pero de repente se borra su sonrisa. Y un pensamiento. "¿De verdad es eso lo que quieres? ¿Quieres follarte a todos los tíos que existen y al día siguiente ni siquiera acordarte de su nombre? ¿Ni de dónde le has conocido? Quizás lo que esté buscando es algo más serio, más bonito.. despertarme cada mañana al lado del mismo tío, y que no me importe.." Mueve la cabeza "Basta ya, ¿por qué coño pienso en esto? Yo sé lo que quiero, y lo que quiero es esto.." Sigue caminando. Pensando en sus cosas. Y entonces alguien se cruza por su camino, se golpean y ella se cae al suelo.
- Perdón, ¡disculpa!
Laura abre los ojos. Unos enormes ojos azules y una preciosa sonrisa es lo primero que ve.
- Joder.. mira por dónde vas...
Se toca el labio. "Mierda, está sangrando"
- Perdón, estaba mirando otra cosa y no te he visto. ¿Te duele?
- ¡Ay! ¡Cuidado!
- Ven, levanta, vamos a un bar y pedimos hielo.
- Vale..
Aquel chico de ojos azules le coge de la mano. "¿Qué hace? ¿Me está cogiendo de la mano? No, supongo que habrá sido sólo para ayudarme" Le suelta. Aquel chico se le queda mirando. Le sonríe.
- Aún no me has dicho como te llamas.
- Laura, me llamo Laura.
- Encantado, yo soy Jorge.
Y le da dos besos.
- ¡Ay!
- Perdón, tu labio.. lo siento.
Y vuelve a sonreír.
"Joder... vaya sonrisa"
Entran en aquel bar y Jorge le invita a un café. Laura bebe un sorbo y se quema el labio, se queja del dolor y Jorge se ríe. Y así se pasan la mañana. Entre risas. Y con aquel chico que no aparta los ojos de ella y que le sonríe, que le hace perder la cabeza...
Y entonces Laura se para a pensar qué es lo que quiere y, en ese momento, no lo tiene muy claro.

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